Predominan los platillos típicos de
la gastronomía libanesa, como el shāwarmā —trozos de
pollo o cordero servidos en un pan pita, y acompañados de verduras
y tahina—, el faláfel —puré hecho con semillas de
garbanzos y de sésamo, que se fríe y al cual se le da forma de esfera— y
el hummus —una ensalada con puré de garbanzos—. Es común que
se utilicen especias y condimentos de la región para acompañar muchos de esos
platillos, tales como la canela, el azafrán y la cúrcuma.
Abundan también los frutos como el pepino, el tomate y
la berenjena, entre otros. Asimismo, es tradicional verter jugo de
lima seca en los alimentos. Hay que subrayar que, por motivos religiosos,
la carne de cerdo está restringida aunque puede hallarse en algunos
centros comerciales y restaurantes. Los locales que la comercializan y preparan
deben conservarla guardada en un refrigerador aparte del resto de los otros
alimentos.
En cuanto a postres, los habitantes del
emirato suelen consumir dulces y chocolates elaborados
con leche de camello, que ya estaba en la preferencia de las
antigüas tribus beduinas que habitaban Dubái. Además de los platillos
regionales, existe una variedad de alimentos a degustar provenientes de las
culturas europea, americana, india y asiática.
hola
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